Pues eso, con tristeza, mucha tristeza me he despedido de mi moto de los últimos 13 años. La vieja k1100 que tantas alegrías me había dado.
Ha sido una decisión muy dura. El motivo es que se han sucedido un par de averías que yo no sabía solucionar y por otro lado, la moto necesitaba una revisión general en cuanto a suspensión, horquilla, también en temas eléctricos… Mucho lio. Y finalmente he preferido venderla.
El motor en sí estaba fantástico, pero alrededor había bastantes cosas que revisar.
La verdad es que ha sido una máquina impresionante, muy fiable, cómoda con la que he disfrutado muchísimo.
También me dio algún que otro quebradero de cabeza, sobre todo la increíble historia que pasé con ella y que puedes leer en: Los mecánicos que no amaban a las motocicletas Resulta difícil olvidar aquello.
La moto la he vendido a Café Racer SSpirit, que es una empresa que se dedica a preparaciones estilo Cafe Racer de motos clásicas y hacen unos trabajos fantásticos. Confío en que le darán una brillante segunda vida. Se la merece.
Bien, y ¿ahora qué? Pronto habrá nueva montura. La veremos por aquí.